¿Cómo lograr que lo que pido se haga? (y bien)
- Rosana
- 2 mar 2021
- 2 Min. de lectura

. Pedis te pasen un número (clave) para que puedas terminar la proyección.. y te quedaste esperando, porque son las 18hs, y aún, nada...
. Les pasás el contacto del cliente para que vean qué pasó con su compra y lo resuelvan...y se ve no sucedió, porque el cliente ya te dejó 2 llamadas y 3 mensajes.
.Les pedis te armen la presentación, y cuando te la entregan... no está numerada, está descentrada y las letras no coinciden...
"¿Lo tengo que hacer yo todo?" "¿Cómo puede ser que pasen éstas cosas?" "Les da lo mismo: no saben trabajar, no se comprometen", pensás y te repetís una y otra vez.
Ahora hay que re-hacerlo, dedicarle más tiempo a algo que ya debía estar terminado, trae otras complicaciones, tenés que dar explicaciones...
Y el enojo tuyo: ¿por qué no te preguntaron? ¿qué pasó que no te avisaron con tiempo? ¿tenés que estar en absolutamente todo para que se haga bien?
Al momento de pedir algo, a veces creemos ser "muy claros", que "se entiende", que es "obvio".. todo eso, desde nuestra mirada.
Y podemos quedarnos en eso, pero no soluciona el problema de base: el resultado no fue el que esperábamos, y queremos que cada uno haga su parte, y bien.
¿Qué podemos hacer distinto? Cuando solicitamos se haga algo, tener en cuenta 3 tip´s:
1. Indicar cuáles son las condiciones, las características que queremos tenga esa tarea: cómo queremos que esté realizado. A veces lo damos por sentado, que es parte de lo que "deberían saber", que es "sentido común"... pero no es tan así (nos lo muestra el resultado).
2. Señalar qué controles (mínimos) queremos que se cumplan: a veces damos por hecho que si se trasladan números, se ha verificado que coincidan. O que hayan comprobado las sumas. O que incluyan las referencias de dónde se obtuvo la información.
Todo eso, porque es lo que nosotros haríamos (pero, no necesariamente el otro). Tomarlo como una oportunidad de aprendizaje, ya que el otro tuvo sus propias experiencias que son distintas a las nuestras.
3. Siempre, verificar qué entendió el otro. Preguntarle. Quizás enviamos un email y nos quedamos con eso (¿el otro lo recibió o fue a la carpeta de spam? ¿lo leyó? ¿qué comprendió?); o le dejamos un whatsapp (en un audio de 2 minutos, o en un chat grupal donde no se entendía bien a quién nos dirigíamos); o por ahí le enviamos un texto muy largo y con mucha y diferente información, cuando quizás era más efectivo llamarlo.
Generar ese ámbito de intercambio de opiniones hasta confirmar que nuestro mensaje fue recibido como esperábamos.
Podemos ser "muy claros", pero más importa qué escuchó (y entendió) el otro.
Hola Rosana buenos días. La verdad me encanta lo que estas haciendo. Te felicito!!!!!!!!!!!!!!!Ya voy a ver cuando me desocupe con una Auditoria de normas externa si puedo participar mas. Cariños