"No sé decir que “NO”, y ahora tengo un problema”
- Rosana
- 13 nov 2019
- 1 Min. de lectura

Con esa frase, mi cliente me contó que había tomado un compromiso, por el cual estaba preocupado ya que no sabía si iba a ser capaz de cumplirlo.
Y cuando hacemos una promesa, y no la honramos en tiempo y forma, alguien (por lo menos, 1 persona) también sufrirá las consecuencias. Aunque en general, es más complejo porque todos somos parte de distintos sistemas.
“A” le promete a “B” hacer algo. “A” se da cuenta que no podrá cumplirlo, ya que tiene otras actividades. “B” depende de eso (para algo se lo pidió) para poder entregar un informe a “C”. Y así, sucesivamente.
En el día comprometido, un viernes, “A” no cumple. Ni llama a “B”.
“A” se siente mal, en falta (y sí, tiene razón). Pero le da vergüenza y no sabe cómo encarar a “B”. Y está de mal humor, se descarga con su familia y compañeros. Duerme mal. Ese tema le da vueltas por su cabeza. Y termina quitándole horas a la familia (un domingo por la tarde), lo cual lo hace, a su vez, sentir culpable, para terminar lo de “B”.
Todo, porque aceptó hacer algo que no podía hacer (poder entendido como la capacidad, o sea, tiempo y/o conocimientos y/o habilidades).
¿Qué podríamos hacer distinto? Muchas cosas, algunas alternativas son: 1. Reflexionar sobre si tenemos la capacidad para cumplir la promesa que realizamos. 2. Pedir ayuda, cuando no somos capaces por nosotros mismos. 3. En cuanto nos damos cuenta que no nos será posible cumplir, hablar con la otra parte. Disculparnos. Ofrecerle alternativas. Re-negociar.
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